lunes, 13 de agosto de 2018

¡Basta de Silencio!


Porque por callar, es que el mundo está podrido. Estamos viviendo un tiempo de crisis espiritual, más que nunca es hora de hablar, actuar y predicar el Evangelio. 

Como Iglesia de Cristo, somos un cuerpo, con diferentes partes, donde Cristo es y debe ser la cabeza, y nosotros los miembros. Nosotros somos los que actuamos; la mirada de Dios para el afligido, la sonrisa de Dios para el triste, las manos de Dios que ayudan al necesitado, los oídos que escuchen al que necesite ser escuchado, y la voz de Dios para quien necesite escuchar su Palabra. 

Tenemos mandato del mismo Cristo en Marcos 16:15 "Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura." De tal manera que cuando no proclamamos la Palabra del Señor, somos infieles

Vivimos en una sociedad tan cómoda que evitamos a toda costa caer en conflicto con los demás, hoy en día la gente prefiere una mentira que le de tranquilidad, a una verdad que aunque duela, le muestre el camino hacia la salvación de su propia alma. Pero decirle a la gente sólo lo que quiere escuchar, nos convierte en tibios, y Dios escupe a los tibios. Apocalipsis 3,16 "Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca".

Dios no quiere siervos inútiles, Lucas 19, 22 "El le contestó: Siervo inútil, por tus propias palabras te voy a juzgar", yo agregaría aquí que también por la falta de palabras se nos juzgará. Dios necesita más que nunca guerreros valientes para trabajar para el Reino. Necesitamos ganar almas para Dios, en medio de esta guerra invisible en que luchamos contra el exceso de libertad disfrazada de mente abierta. Debemos renunciar a nosotros mismos, a nuestra zona de confort, a nuestra comodidad donde si no me pasa a mi, no me importa, para poder vivir, actuar y hablar no lo que nosotros queremos, si no más bien lo que Dios quiere que digamos: la verdad, y es la verdad la que nos hará libres (Juan 8, 32). ¿Libres de qué? De las cadenas del pecado, del mundo, de la falta de sensibilidad al prójimo, de la falta de amor a Dios. 

Pero, ¿cómo podemos hablar la verdad? Todo cristiano sabe que la verdad, es Cristo. Volvemos a tocar el punto donde no se puede dar lo que no se tiene; así que es hora de tomar tu Biblia, momento de ir al templo, de buscar lecturas que abran tu mente hacia los caminos de Dios. Mas no miremos desde arriba, como jueces, si no que humilde y amablemente, podemos proponer cambios, y defender a los débiles, aunque esto nos trajera problemas con el mundo, lo que importa es hacer la voluntad de Dios. 


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