jueves, 23 de agosto de 2018

La mirada de Cristo


Si hay algo que los demonios no soportan, es el amor tan inmenso que Dios nos tiene, tanto así como para mandar a su hijo único a darnos vida, en abundancia y eterna. 

Estaba Jesús cargando la cruz, maltratado físicamente, injuriado, calumniado, difamado, burlado, humillado; mientras los demonios seguían cada paso que daba, arrastrándose y retorciéndose, gritando "no puedo, con esa mirada de misericordia a pesar de todo, no puedo". Y es precisamente esta actitud, hermanos, la que debemos seguir; el amor de Cristo a pesar del dolor, pensando en cada uno de nosotros por nuestro nombre, pensando en todos los que le atormentaban, pidiendo perdón por ellos, amándolos; pensando que todo lo que sufría, sería por amor para salvarnos. 

En medio del sufrimiento, Jesús sólo tenía amor. A pesar de que se ensañaron con él, Él sólo tenía amor, nada más. No existió un momento de odio en él, sólo amor, el cual lleva de la mano el perdón. 

Si Jesús, siendo inocente, y siendo Dios, ante tanto sufrimiento sólo tuvo amor, ¿quiénes somos nosotros para violentarnos ante las ofensas que recibimos del prójimo? También nosotros somos humillados, también nosotros somos calumniados, también nosotros hemos sido burlados; también nosotros somos prójimo.

En el Padre Nuestro encontramos una frase muy dicha, pero con poca conciencia de ella, "perdona nuestros pecados así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden". Si nosotros queremos realmente que Dios perdone nuestros pecados, ¿cómo podemos guardar rencor en nuestro corazón contra nuestros enemigos? ¿Por qué mirar la paja que está en el ojo del otro, y no vemos primero la viga que está en nuestro propio ojo? O en otras palabras "aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra." Juan 8, 7. No somos nadie para juzgar, sólo Dios juzga. Nuestro deber como cristianos es sólo amar, como Jesús, amar a pesar de todo y a todos, sin excepción. La respuesta al amor, es el amor, y la mejor respuesta al odio, es también el amor.

Evangelio según San Mateo, 5, 38-48 "Ustedes han oído que se dijo: «Ojo por ojo y diente por diente.» Pero yo les digo: No resistan al malvado. Antes bien, si alguien te golpea en la mejilla derecha, ofrécele también la otra. Si alguien te hace un pleito por la camisa, entrégale también el manto. Si alguien te obliga a llevarle la carga, llévasela el doble más lejos. Da al que te pida, y al que espera de ti algo prestado, no le vuelvas la espalda. Ustedes han oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo y no harás amistad con tu enemigo.» Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores, para que así sean hijos de su Padre que está en los Cielos. Porque él hace brillar su sol sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre justos y pecadores. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué mérito tiene? También los cobradores de impuestos lo hacen. Y si saludan sólo a sus amigos, ¿qué tiene de especial? También los paganos se comportan así. Por su parte, sean ustedes perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el Cielo.


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