lunes, 23 de julio de 2018

La negación de San Pedro a Cristo




Jesús, que todo lo sabe, puesto que es Dios,  le aseguró a Pedro que antes de que cantara el gallo dos veces, Pedro ya le habría negado tres. Y así fue. 

Cuántas veces nosotros nos hemos convencido a nosotros mismos que en caso necesario podríamos dar la vida por el nombre de Jesús. Qué triste es, sin embargo, darse cuenta que el ser humano es bueno en planificar grandes cosas, las cuales son muchas veces utópicas, imposibles, poco viables, y aún así, para las cosas del día a día fallamos tanto. Soñamos mucho, actuamos poco. 

Cuántos de nosotros podríamos en este momento responder a nuestro Señor Jesús como respondió San Pedro y decir: "Señor, yo nunca te negaría, antes que negarte, preferiría morir por ti, y contigo." Pero ya vimos en cabeza de San Pedro que es más fácil el decir que el actuar. No solamente se le niega a Dios cuando nos preguntan abiertamente si creemos o no en Él, y que algunas veces por vergüenza  preferimos pasar de la respuesta por evitar problemas; ésto en sí ya es negar a Dios, pero negarle también es el no hacer lo que él nos ha enseñado.

Nuestro Señor nos dejó básicamente dos mandamientos a seguir, amar a Dios con todo nuestro ser y por sobre todas las cosas (y personas), y amar al prójimo como a uno mismo. No podemos dar lo que no tenemos, así que amarnos a nosotros mismos, respetarnos nosotros mismos, cuidarnos nosotros mismos, es fundamental para poder amar a los demás.

No podemos decirnos cristianos, en otras palabras, seguidores de Cristo, si no hacemos lo que Él nos ha  mandado, de otro modo ¿qué testimonio estamos dando?

Negamos a Dios cuando renegamos de su voluntad, por más difícil que sea ésta, sea la muerte de un ser querido, las dificultades con un hijo, una pesada enfermedad, incluso cuando nos quejamos de la comida que tenemos en la mesa cuando es algo que no nos apetece demasiado, y sin embargo tenemos comida. Negamos a Dios con nuestras actitudes, no precisamente porque digamos no lo conozco, sino porque nos comportamos como si no lo conociéramos, y eso, es lo que ve la gente que nos rodea, es nuestro testimonio.

Decimos que amamos a Dios, decimos que somos cristianos, católicos, pero no nos comportamos realmente como tales. Aunque no neguemos a Dios con palabras, sí que lo negamos con las acciones que hacen al resto del mundo decir, por eso no soy creyente. Recordemos a San Francisco de Asís, diciendo que tengamos cuidado con nuestra vida, porque quizá sea el único Evangelio que alguien conozca. 

Negamos a Dios cuando en vez de ayudar al prójimo, muchas veces les criticamos, es más fácil criticar que tener misericordia, y sin embargo, la crítica es matar la honra de las personas, ahí faltamos al quinto mandamiento. Negamos a Dios cuando en lugar de procurar el bien del indefenso les vemos pasar y no hacemos nada por ellos. El mundo necesita fe, testimonio, amor.

No sólamente los que buscan negar la existencia de Dios ven nuestras acciones, también Cristo, desde su lugar, veía cómo Pedro le negaba. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario